Hoy fui invitada como conferencista a un taller vertical en
el ITESM, la charla fue breve y concisa: la generación de experiencias.
El punto focal de la generación de experiencias, es que
estas trascienden las industrias, funcionan como diferenciadoras competitivas,
generan memorias, recuerdos, experiencias y lo más importante es que se
convierten en una huella única (casi como las huellas dactilares) para las
organizaciones.
Necesitamos “ver” a las organizaciones como seres humanos,
como entes que existen y se relacionan en un entorno vivo y cultural, más allá
del Big Data, más allá de los números arrojados por las encuestas, segmentación
y demás, existe un trasfondo rico de información y de verdaderas vivencias y
sentimientos que el cliente experimenta o aspira a vivir.
¿Está ya mi marca identificándolas?, ¿Intenta mi marca
comprender la vida del cliente? ¿Observamos con detenimiento su actuar, su
decir, su ensoñación? ¿Qué significado y relevancia les estoy dando? ¿Cómo integramos
esta información a la propia generación de experiencias de mi marca en su
interacción con el cliente?
El pensar, el sentir, el decir... hay que prestar atención, entre
las líneas de los números, los porcentajes, los shares de mercado, la
participación, están las verdaderas razones y sentimientos que hacen del
consumidor quien verdaderamente es.
Macu. Kitschmacu.
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