¿Anunciarse o no anunciarse? He ahí el dilema.
Los procesos de decisión del consumidor forman parte de los
procesos mentales y emocionales que las personas experimentamos al momento de
comprar y usar bienes y/o servicios, los cuales utilizaremos posteriormente
para satisfacer deseos y necesidades. Importante aclarar que (como ya lo mencioné
en un post anterior, nuestras necesidades humanas (esas que todos sentimos
independientemente de nuestro lugar de nacimiento, edad, sexo, condición
social, etc.) toman forma o medida por la cultura en la que el individuo esté
inmerso y por supuesto de la personalidad individual.
Decía pues, que cuando un mensaje publicitario nos es
entregado (cuando entramos en contacto con él, independientemente del medio que
sea: radio, tele, billboards) nuestro cerebro ejecuta una evaluación rápida de
ese mensaje que recibe, a esto se le conoce como Proceso de decisión del
consumidor.
Y está conformado de la siguiente manera:
1.
Reconocimiento de la situación / (lo necesito,
lo quiero, no sabía que lo necesitaba).
2.
Búsqueda de información.
3. Evaluación y selección de marcas / de muchas de
aquellas que existen en la oferta de mercado.
4. Elección del proveedor y compra / el proveedor
puede ser un lugar físico o virtual, dentro de la zona geográfica o bien
ubicado en otro lugar del mundo.
5. Comportamiento post compra.
Una vez conocido esto y retomando la cuestión inicial de
esta nota. ¿Anunciarse o no anunciarse? ¡Sí!, hay que anunciarse, pues para
promover cualquier producto o servicio es necesario crear la conciencia,
generar percepción de que este producto (con sus un o mil beneficios) existe.
Percepción es realidad.
Macu. Kitschmacu.
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