De frente a una pared gris y desde un sillón rojo me han
preguntado por ti, verás… no supe que hacer o que pensar, solo como una
marejada se me desbordaron los sentimientos, sí, ahí desde ese sillón gris que
estaba sobre una alfombra de palmeritas blancas… de frente al sillón rojo, me
quedé muda, inundada, con la propia confusión que produce la claridad inaudita.
Una sonrisa límpida me contemplaba.
Sí ahí, bajo una lámpara blanca, de luz cálida y sobre la alfombra de
palmeritas pensé en ti, en quienes alguna vez llegaron, en quienes se fueron,
tomé conciencia de los años, de su paso y de su peso, de las huellas y las
grietas, pensé en el tiempo, sentí miedo.
Volví al sillón gris ubicado entre una pared blanca y otra
de claro cristal, la paradoja de la realidad, yo convulsa de frente al sillón rojo,
tú allá, en tu mundo y en el mío, sin saber que acá en este espacio tu nombre se
movía fugaz entre muros, el suelo, el techo, entre luces y colores.
Macu. Kitschmacu.
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