La anatomía de las cosas ajenas, sí… al parecer vamos por la
vida apropiándonos y creyéndonos los sueños ajenos, elegimos y aceptamos que
esas cosas extrañas son inherentes a nuestra vida: un amor, un trabajo, un
proyecto, las cosas ajenas y cotidianas que nos revisten la existencia, tan
lejanas pero al mismo tiempo tan personales que nos acurrucamos con ellas en la cama, esas
ansiedades forasteras nos regalan noches
de insomnio y duda... aun así las abrazamos, ¿elegimos las cosas ajenas porque
las vemos cercanas, casi tan intimas como la respiración?, anatomías extranjeras
enormes como montañas, por las que andamos y creemos dominar el terreno,
conquistas ajenas, anatomías que reconocemos a la perfección, cambian a
voluntad de su creador.
Así es la vida.
Macu. Kitschmacu
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